Un joven bellísimo, deseado por todos en el barrio, se queda sin empleo. Desesperado ante la falta de dinero y las cuentas por pagar, decide prostituirse, por lo que coloca en la puerta de su departamento este letrero:
EN LA CAMA: $3,000.00
EN EL CATRE: $500.00
EN EL SUELO: $250.00
Cuando el vecino, un viejito de 80 años, lee el letrero, corre a su casa, rompe la alcancía, cuenta el dinero y va al departamento del prostituto. Al ver al joven, le extiende las monedas que lleva en las manos; el muchacho las cuenta y ve que son $3000.00 pesos
Tocándoles las nalgas al viejo, el muchacho dice:
-Viejo puto. Quieres un buén polvo en mi cama, ¿eh?
Y el viejito, sonriendo, responde:
-No seas tonto, mijito. Quiero doce polvos en el suelo.
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